Presentacion

"..No existen los lugares de paso, sino el viajero que pasa, guardando para siempre la esencia de los paisajes y las gentes que le acogieron un instante en su camino.."

lunes, 3 de agosto de 2015

EJEA-LISBOA

Salir desde la puerta de casa y plantarte en poco más de una semana en un lugar tan emblemático como Lisboa es algo extraordinario que te hace amar este deporte y esta forma de viajar. Tenía ganas de volver a sentir las sensaciones de viajar por la península, por sus pueblos y comarcas, contactar con las gentes del camino y disfrutar de la gastronomía y paisajes ibéricos. Junto con mi amigo Jesús, decidimos emprender camino a Portugal y trazamos el recorrido sobre la marcha, que a la postre es como mejor salen las cosas. 48 horas antes de iniciar la marcha quedamos y organizamos un poco el itinerario y la logística. El lunes a las 6:30 de la mañana salimos de Ejea rumbo a Soria.

1er día.- Ejea- Soria. 





145 km y 1600 mts de desnivel positivo.


Foto con Don Antonio Machado

La enorme columna de humo que nos había acompañado el fin de semana por las altas cinco villas, perdía fuerza ya en la madrugada del lunes cuando salíamos de Ejea dirección Tudela. Una sensación de tristeza por los montes y bosques quemados nos invadía al girar la mirada. Las noticias ya eran de fuego controlado y eso al menos nos dejaba más tranquilos, después de unos días de nerviosismo e impotencia.
Encaramos la primera etapa con mucha ilusión, como todas las primeras etapas de cualquier viaje. De nuevo volvíamos a viajar juntos y eso siempre es gratificante. Desde el viaje por el sur de Francia del 2007 no realizábamos un viaje en bici juntos. Ya era hora.
Cogemos un buen ritmo ayudados por el ligero viento del sur y alcanzamos Tarazona sobre las 9:00 de la mañana. El calor ya es agobiante a esas horas, alcanzando casi los 30ºC. Enfilamos la nacional dirección Soria. A partir de Tarazona el trazado es más quebrado y con grandes desniveles.
Sobre las 10:00 decidimos detenernos en Agreda para hidratarnos y pillar líquido, pues los 60 km restantes hasta Soria son de aúpa y sin población. Efectivamente esos kilómetros son los más duros del día y nos ponen a prueba. Las fuertes rampas a pleno sol hacen mella en las piernas y la fatiga aparece. Poco a poco avanzamos hasta coronar el último paso de montaña y recordar que abajo está ya la ciudad el Duero.
Con casi 150 km en las piernas y cantando la canción de Gabinete Galigari "Camino a Soria" entramos como dos chiquillos por sus escarpadas calles a las 14:00 del mediodía con el sol aplastándonos contra el asfalto a más de 40ºC. Encontramos enseguida el Hotel Ruíz con una amplia habitación doble donde podemos meter las bicis. Ducha, masaje, algo de comida, descanso, Tour de France y visita a la ciudad. Buen ambiente por las calles que mezclan monumentos, museos, arte y cultura con una forma de vida tradicional castellana y otra moderna con terrazas, boulevares, espacios jóvenes y demás. Es una ciudad acogedora y hermosa. Nos acercamos a la taberna de Lázaro Pérez y nos encanta. Es la tercera generación y mantiene intacto el espíritu y la filosofía desde su origen. Es toda una experiencia conversar con su dueño y aprender de sus vivencias y manera de entender el mundo loco en el que vivimos. Cenamos bien, aunque apenas tenemos hambre, estamos un poco deshidratados y lo único que nos entra es líquido abundante. Volvemos temprano al hotel y a preparar ropa, alimento y ver la ruta de la segunda etapa que nos llevará desde Soria a Aranda de Duero.

2ª Etapa.- Soria- Aranda de Duero.-




125 km.- 600 mts de desnivel positivo.












Catedral de Aranda

Un buen lechazo para cenar

Nos levantamos muy temprano con el fin de avanzar lo máximo antes de que el calor apriete. Sobre las 6:30 ya encaramos la nacional hacia El Burgo de Osma. Las piernas duelen un poco al principio pero pasados unos kilómetros y las primeras rampas al salir de Soria cogemos un buen ritmo por un recorrido más favorable que en el día anterior. A 29 km/h de media avanzamos dirección Aranda disfrutando del entorno, de los pueblecitos con sus castillos y monasterios, de la mañana limpia y suave hasta las 11:00 cuando el sol ya empieza a dar de lo lindo. A unos 25 km de Aranda nos topamos con dos ciclistas alemanes que van a Oporto. Salieron desde Barcelona y deben llegar a Oporto el sábado para coger un avión a Munich. Charlamos un rato sobre nuestros respectivos viajes y siguen su marcha hacia Valladolid todavía 100 km más allá de Aranda. Nosotros nos desviamos a la magnífica capital del lechazo, del buen vino y del sonorama.
Nos hospedamos en un hostal confortable y tras el descanso y la jornada del Tour paseamos por las históricas y hermosísimas calles de Aranda. La catedral, el puente viejo, las bodegas, las plazas y las terrazas hacen que pasemos una tarde agradable a pesar del calor. Visitamos las bodegas del Lagar de Isilla y cenamos un lechazo que devoramos como dos náufragos.
Vuelta al hotel y a preparar toda la logística para el día siguiente: alimentos, bebida, mapas, recorrido, ropa, etc. El cuerpo se adapta enseguida al tránsito, a la vida del nómada, al viajero que pasa de un lugar a otro recogiendo experiencias y cargando las pilas. Es fundamental llevar un mínimo de rutina para que cuerpo y mente se sientan cómodos y seguros sin tanta incertidumbre y cabos sueltos, claro que es imposible controlarlo todo, ya que hay demasiadas variables y además hay que relajarse y disfrutar del camino, improvisando y aceptando lo que acontece con positividad.

3ª Etapa.- Aranda de Duero- Tordesillas.-  

135 km.- 600 mts de desnivel positivo.










"La poesía siembra ojos en los páginas, siembran palabras en los ojos, Los ojos hablan, las palabras miran. Las palabras piensan", Octavio Paz. Esta magnífica frase inscrita en un mural de pared de Tordesillas nos hace reflexionar sobre el poder de las palabras y en especial de la poesía, pura artesanía de las palabras.
Enfilamos temprano la Nacional 122 hacia Valladolid. Hace fresquito así es que vamos con manguitos. El recorrido es suave hoy también. Eso nos ayudará a recuperar bien para afrontar las jornadas portuguesas mucho más montañosas, sobre todo hasta Oporto. A la altura de Tudela del Duero tomamos la CL-600 dirección Valdestillas, donde un señor muy amable nos acompaña un rato con su vieja bicicleta para indicarnos el camino hacia la Serrada y Tordesillas.
Llegamos bastante acalorados y encontramos el hotel El Tratado, que está genial. El final de cada jornada es lo mejor del día; la ducha, el masaje, el refresco, el pincho de tortilla de patata en este caso que estaba de vicio, el descanso y el sabor de haber superado un día más y sobre todo de haberlo disfrutado a cada pedalada. El olor del masaje frío siempre es muy gratificante.
Por la tarde visita a la magnífica villa de Tordesillas, su plaza mayor con portaladas y arcos preciosos y unas fachadas originales muy bonitas. Visitamos el museo donde se escenifica el valor del tratado de Tordesillas entre España y Portugal y donde se habla de la "conquista" y "descubrimiento" de las américas. Un poco de vena patriótica y colonial. Es una versión de la historia, claro está.
Tordesillas también es muy conocido por la celebración del toro de la vega. Una tradición muy polémica y que los habitantes del lugar defienden con uñas y dientes. Cada uno que juzgue por sí mismo, pero a un servidor no le gusta tanta sangre y tanto sufrimiento y menos como base a la diversión de unos cuantos humanos. Sin embargo tengo que decir que se venera al toro elegido para el evento que se celebra cada año a mediados de septiembre. Es un aspecto que desconocía y que vi en varios carteles donde se le anunciaba como a una estrella. Nombre, ganadería, aspecto, dimensiones, peso, lugar de procedencia, etc del elegido para el acontecimiento del año en Tordesillas. Cada uno tiene una opinión desde una perspectiva particular, pero lo que está claro que nadie le ha preguntado al principal protagonista qué prefiere.

4ª Etapa.- Tordesillas- Alcañices.-


135 km.- 800 mts de desnivel positivo.


Entrada a Zamora

Toro



Última etapa por tierras castellanas. Hemos atravesado en 4 días, Zaragoza, Navarra, Soria, Burgos, Valladolid y ahora Zamora, una tierra muy dura y difícil.
No madrugamos demasiado y tenemos tiempo de ver el encierro de San Fermín. Desayunamos bien y a la carretera de nuevo. Siempre da pereza arrancar, pero simplemente hay que dar el primer pedal y otro más y otro y así sin darse uno cuenta está de nuevo en el camino.
Los paisajes agrestes y esteparios de Zamora adquieren una gran belleza a primeras horas del día. Territorio lobero, escenario de batallas épicas entre musulmanes y cristianos con ciudades como Zamora, Toro y Benavente, la provincia se muestra al viajero dura y áspera, aunque llena de fantásticos matices naturales y culturales.
Pasamos por Toro, ciudad monumental, sobre las 10:00 de la mañana. Parada de rigor, un tentempié y continuamos a paso firme hacia la capital, Zamora.
Seguimos a muy buen ritmo, aunque el calor ya aprieta de lo lindo. Llegamos a "Los ojos del Duero" como los romanos llamaban a Zamora a media mañana y comienzan los problemas para poder continuar rumbo a Alcañices por la nacional, ya que las indicaciones nos conducen hasta la autovía y no está permitido la circulación de bicicletas. Tras varios intentos y fracasos encontramos al fin la nacional tras entrar en el centro de Zamora y circumbalarla. A la salida buen puerto de propina y por el altiplano y el viento de costado ponemos rumbo a Alcañices. Los últimos kilómetros son pastosos y muy inhóspitos sin nada de vida alrededor. Me recuerda al paisaje de Mongolia. Soledad, viento y estepa.
Llegamos a Alcañices sobre mediodía y encontramos el hotel El disco rojo, que servirá para descansar y prepararnos ya para las etapas portuguesas. La frontera está apenas a 10 km por Vimioso.
Alcañices es un pueblo con una gran cantidad de servicios dado que es el único de cierta entidad en muchos km a la redonda. Llama la atención la gran cantidad de entidades bancarias, tiendas de alimentación, bares y restaurantes y almacenes para trabajos agrícolas y de jardinería. También hay un puti club situado debajo de nuestro hotel. Es un lugar de parada obligada para camioneros y viajantes rumbo a Portugal.
Apuramos la tarde en la biblioteca municipal donde desde un viejo ordenador podemos reservar un hotelito en Macedo de Cavaleiros, nuestro próximo destino. Un hombre de avanzada edad comparte espacio con nosotros. Intenta chatear con unas amigas desde varias páginas de citas y se cabrea continuamente porque se cuelga la conexión. Salimos de la biblioteca y paseamos por las calles visitando la torre del reloj y los aledaños del pueblo. Cenamos temprano como reyes, un buen plato de pasta y unas macrocroquetas caseras que quitan el sentido. Mañana entramos en Portugal.

5ª Etapa.- Alcañices- Macedo de Cavaleiros.


80 km.- 1200 mts de desnivel positivo.






                                                         

Al alba brincamos de la cama y preparamos todo para la etapa del día. No será larga pero tiene su dificultad. Nos da tiempo de desayunar bien y ver el encierro de San Fermin. Retrasamos nuestros relojes una hora para entrar en Portugal y emprendemos la etapa con decisión y mucha ilusión. Hace fresco a esas horas, pero entramos en calor de inmediato con la primera subida antes de salir de Alcañices. A pocos km está el paso y antigua frontera, así es que foto de rigor y a continuar. Llegamos pronto a Vimioso y nada más salir un descenso espectacular nos lleva hasta el curso del río Maças barranco abajo para, pasado el puente oportuno, iniciar el ascenso de un puerto bastante plomizo y a pleno sol. Es temprano todavía, pero el sol pega fuerte en las lomas peladas de los montes entre Vimioso y Carçao. En el inicio de la ascensión nos topamos con dos jóvenes españoles que van desde Cartagena a Santiago. Llevan varios días de marcha y se les ve con ganas de llegar. Les queda ya poco. Conversamos durante la ascensión que realizamos a muy buen ritmo. Incluso grabo algunas imágenes; son muy cordiales y habladores, sobre todo Julián que me habla de sus viajes por Madagascar y Mongolia. Es todo un viajero y un enamorado de la bicicleta. Llegó a competir hasta categoría amateur. Subimos hasta Carçao y allí descansamos un rato y charlamos de esto y lo otro. Ellos cogen otra carretera que va al norte hacia Bragança por la N218 y nosotros seguimos por la N317 rumbo a Macedo. Nos despedimos de los cartaginenses y seguimos por nuestra ruta que nos enamora a cada pedalada; paz, belleza del entorno, cordialidad de las gentes de las aldeas, nada de tráfico...el paraíso del ciclista. Eso si, otro puerto como el de Vimioso nos espera, bajando vertiginosamente hasta las aguas del río Sabor y tras él un continuo rompepiernas hasta Macedo. Es cuando cogemos la N217 cuando el paisaje y la carretera son extraordinarias y de una belleza única. Atravesamos Morais y Limaos, dos pueblecitos encantadores. Llegamos sobre el mediodía a Macedo de Cavaleiros y gracias a la ayuda de una mujer y su padre que nos acompañan en su coche encontramos el hotel muchacho que reservamos el día anterior. Nada más entrar en Portugal somos testigos de algo que nos acompañará durante todo el viaje; la enorme hospitalidad y amabilidad de la gente portuguesa.

La mujer de la recepción es muy amable y no sabe qué hacernos. Llama a un señor para que nos ayude a guardar las bicis en una casa aledaña. José es un hombre de unos 60 años, quemado por el sol y los elementos, con una mirada nerviosa y una verborrea digna de un experto orador. Nos cuenta que tiene 40 perros de caza (de hecho la zona es conocida por su caza del jabalí y es de gran interés cinegético y medioambiental). Nos enseña un mordisco que le dió uno de los perros en la mano y sonríe a carcajada limpia. Nos cuenta mil cosas durante el corto trecho que hay entre el hotel y la casita que servirá de refugio a nuestras bicicletas. Es un hombre peculiar y muy hospitalario.
El hotel está genial, todo nuevo y cuidando los detalles. Descansamos bien, comemos y vemos la etapa del Tour, ya en portugués. Echo de menos a Perico y sus anécdotas. A última hora de la tarde paseamos por las calles de Macedo; es una ciudad de unos 6000 habitantes y presenta como interés principal la iglesia de nuestra señora de Fátima y el Santuario de San Ambrosio, aunque callejear por sus calles principales es lo mejor. No tiene gran cosa, pero está bien para descansar y visitar sobre todo su entorno natural con el parque de la Albufera do Azibo, gran reclamo para naturalistas y ornitólogos. Visitamos antes de cenar la biblioteca donde muy amablemente nos dispensan un ordenador para intentar reservar un hotel en Vila Real, nuestra próxima parada. Cosa imposible por otro lado, ya que los hoteles que aparecen están todos llenos. Preguntamos al recepcionista de nuestro hotel, que es de Vila Real y cree que no habrá problemas para encontrar algo porque hay muchas pensiones (lo que no nos dijo es que se celebraba el campeonato mundial de rally urbano y que llegaban más de 200.000 personas desde todo Portugal y resto del mundo).
Cenamos como marqueses probando el pescadito frito, el arroz con alubias rojas y el bacalao dorado. Todo exquisito.
Sabemos que lo más duro del viaje se presenta en las dos etapas que siguen: Macedo- Vila Real y Vila real- Oporto, pero pedalada a pedalada vamos haciendo camino y lo más importante, disfrutándolo.

6ª Etapa.- Macedo de Cavaleiros- Vila Real.



100 km.- 1600 mts de desnivel positivo.



 
 
 






Un día en las carreras.- Emprendemos con decisión las primeras rampas de la N216 rumbo a Vila Real. Nada más salir de Macedo un puerto nos hace romper el sudor de inmediato. La suerte que tenemos es que toda la circulación principal va por la A4, dejando la N15 por la que transitaremos, muy tranquila. Descendemos durante 20 km atravesando lugares realmente bonitos. Llegamos muy pronto a Mirandela y una vez allí comenzamos la ascensión al segundo alto de la jornada, unos 10 km de subida más o menos suave. La mañana es calurosa pero no llega a los calores de la meseta ibérica española. De hecho en el primer tramo del día pasamos frío durante el largo descenso. 
Es sábado y nos juntamos con grupos de ciclistas de carretera que van a hacer la vuelta por los puertos que bordean Mirandela y Murça. La verdad es que vivir por aquí es un privilegio si te gusta la naturaleza y el ciclismo. Pasado el puerto descendemos y cresteamos por unos parajes boscosos de gran valor ecológico hasta llegar a Murça, donde nos detenemos a hidratarnos y comer algo. Nos quedan unos 40 km de etapa y dos colosos que superar de aupa. El primero nada más salir de Murça. espectacular puerto de montaña de casi 10 km con pendientes ya considerables y sobre todo con curvas-contracurvas espectaculares. Lo disfruto a tope y ganamos altura enseguida. AL llegar arriba un pequeño descenso y de nuevo a subir durante al menos 15 km. Entonces el calor aprieta bien y los hilos de sudor bajan con cascadas. Hay que hidratarse muy bien para no entrar en un golpe de calor. Una vez en la cima, quedan 15 km de descenso vertiginoso hasta las entrañas de Vila Real, que aparece escondida en lo más hondo del gigantesco valle. 
Entramos a la ciudad entre tráfico y tumultos de gente. Se ve un gran ambiente. Nosotros estamos ansiosos de encontrar algún lugar modesto para descansar y donde poder darnos una ducha digna. Tras varios intentos encontramos la pensión "Encontro" donde su dueño, que también regenta un pequeño restaurante, nos recibe muy cordialmente y nos muestra unas habitaciones sencillas pero muy acogedoras, con aire acondicionado, tv, ducha, etc. Visto lo visto nos hospedamos allí sin pensarlo. Lo único que está en pleno centro y, como más tarde podremos comprobar será difícil descansar, dado que hay previsto la celebración de un gran concierto por la noche. 
Después del descanso y comer algo, vemos la etapa del Tour y visitamos la ciudad. Es muy bonita, con calles pequeñas y llenas de encanto, además de numerosos monumentos y rincones para perderse. A última hora vamos a ver las carreras de coches que se celebran a las afueras. El ambiente es genial, con carpas, restaurantes, graderíos y multitud de boxes con diferentes equipos. Vemos unas cuantas vueltas y merendamos en un restaurante situado en el gran parque de Vila real, entre un ambiente fabuloso. 
Terminamos el día mezclándonos con el gentío por la plaza principal, donde dan un concierto multitudinario a cargo de un grupo de moda portugués. Como anécdota decir que el telediario de la tv portuguesa se emite desde allí en un stand a pie de calle por el que pasamos varias veces, saliendo en plena emisión del telediario de las 21:00 horas.
Sobre las once nos vamos a dormir, aunque apenas pegamos ojo por el estruendo que provoca el concierto que dura hasta pasadas las dos de la madrugada. Posteriormente la música sigue hasta las cuatro. Mañana llegamos a Oporto y la etapa será de las más duras de todo el viaje y sin dormir apenas. 

7ª Etapa.- Vila Real-Oporto.


130 km.- 2000 mts de desnivel positivo.



Llegada a Oporto

Foto en el Café Majestic de Oporto

La bellísima ciudad de Amarante camino a Oporto

Librería Lello, inspiradora de la saga Harry Potter

El gran puente de Luis I





Ayuntamiento de Oporto


La gigantesca torre de los Clérigos






La catedral de Oporto








Fantástica Oporto


Una ciudad increíble.-

A las 7 ya estamos en ruta. No hemos pegado ojo con la música y la algarabía de la calle y debemos afrontar más de 6 horas de jornada. El hombre de la pensión tampoco ha debido dormir mucho. Se comprometió a venir antes de las 7 para poder recoger las bicis que durmieron en el restaurante cuando la gente se fue, a eso de las 3; antes estuvieron apoyadas en un árbol durante todo el día. El hombre nos aseguró que no pasaba nada. Y así fue. 
Nada más salir de Vila Real un enorme puerto de montaña nos aguarda. Más de 20 km de ascensión hasta los 1000 mts de altitud. Las piernas se resisten a coger un buen ritmo desde el inicio y tardan unos km en soltarse. Las vistas son impresionantes, ganamos altura enseguida y los valles quedan abajo con las aldeas dispersas y la bruma de la mañana. Atravesamos bosques de coníferas que nos dan el frescor óptimo para recuperar el aliento. El tráfico es escaso y es un placer pedalear por esos paisajes. Tener como destino final del día la fantástica ciudad de Oporto ayuda para imprimir fuerza y alegría en cada pedalada. Casi dos horas después de iniciar el ascenso coronamos el coloso portugués. Arriba un grupo de hombres y mujeres amenizan el ambiente tocando varios temas muy alegres con la concertina (acordeón) y la percusión. Son de Amarante y muy amables. Nos indican que hasta Amarante hay un gran descenso de 25 km. La euforia se apodera de nosotros y comenzamos un descenso espectacular con una visión increíble de todo el valle de Amarante. Varios grupos de ciclistas intentan coronar el gigante con cara de sufrimiento. La bajada es alucinante y nos da tiempo para recuperar el aliento tras el coloso de hace un rato.
Llegamos a Amarante sobre las 10 de la mañana. Es una población monumental y muy bella. Nos hacemos una foto con su puente medieval de fondo y seguimos nuestro camino. Un puerto de 12 km nos espera al salir. El sol aprieta de lo lindo y, sin apenas sombra, iniciamos como dos tortugas con su casita a cuestas el ascenso. Otro valle va quedando a nuestras espaldas y otro collado por superar nos aguarda. Hay muchas casas dispersas, sobre todo chalets de lujo y bares y restaurantes. 
Seguimos por la N15 pasando por Penafiel y con subidas y bajadas continuas. Conforme llegamos a Oporto las complicaciones comienzan, ya que hay confusión para seguir la N15. Aparecen muchas carreteras secundarias, luego de nuevo la N15, luego la autovía, etc. Con mucha paciencia vamos encontrando la carretera que nos llevará al centro de Oporto. Ya muy cerca veo una indicación hacia Matosinhos, una pequeña población pesquera que conozco y muy próxima a Oporto. Decido ir por allí aunque 3 km más tarde no hay más opciones que tomar la autovía. Decidimos volver por donde hemos venido y tomar un desvío que marca el centro de Oporto. Son las dos de la tarde, hace calor, estamos algo deshidratados y bastante desorientados. Solo espero ver alguna calle o monumento que me resulte familiar. Entramos por fin en una zona adoquinada, síntoma de que estamos cerca del centro, y decido preguntar a una joven por donde queda la torre de los clérigos. Nos indica que en bici un cuarto de hora. Me sorprende que tanto pero bueno. Seguimos sus indicaciones cuando de repente entramos en una calle peatonal que ya logro reconocer: la vía del Majestic. ¡Ya estamos en Oporto Jesús! 
El gentío es enorme, hay mucha animación y estamos exultantes. Recorremos las calles del centro histórico y nos dirigimos a la rua das pedras donde tenemos reserva en el hotel vincci confort, una antigua estación de tranvía reconvertida a hotel. Hace apenas dos meses había estado en Oporto con Ibana, Víctor y Vanesa y ahora volvía en bicicleta. Me parecía mentira volver a estar aquí. 
Oporto o Porto (puerto) como la llaman en Portugal es una de mis ciudades europeas favoritas. Es una ciudad abierta al Duero y al mar. Sus gentes son especiales, cordiales, alegres, musicales. Hay algo en Oporto que te envuelve nada más llegar. Es la tercera vez que vengo y seguro que no es la última. Portugal debe su nombre a Porto. Porto cale o puerto bonito. Es la capital del norte con unos 250.000 habitantes en el centro, pero con más de 2.500.000 en todo el área metropolitana. Presenta modernismo y tradición a la par. El espectacular puente de Luis I, con dos tableros, la torre de los clérigos, la catedral, el café Majestic para tomar un cimbolino, el café típico de Oporto, la librería Lello, donde se inspiró la escritora de Harry Potter, con sus vitrinas versicolores y sus techos tallados en madera, las bodegas, las terrazas, las playas, las calles, el tranvía, los museos, los restaurantes, la música en cualquier rincón, el ambiente portuario que en ocasiones recuerda a Génova o Estambul... todo está conjuntado como una magnífica obra maestra, una pintura en la que cada cosa está donde debe estar. Es como si fuesen cien ciudades en una. 
Aprovechamos para descansar bien en la magnífica habitación y por la tarde a ver Oporto, con sus cuestas y calvarios. Decidimos ver una buena parte y al día siguiente ver el lado de las bodegas y la zona del puente Luis I. Oporto es conocida también como la ciudad de los puentes por su variedad y espectacularidad arquitectónica: el puente Maria Pia, el puente da Arrábida, el puente do Infante y el puente do freixo son los más representativos. Además hay un funicular para subir desde la cais da ribeira a la parte alta de la ciudad, telesillas y el magnífico tranvía clásico que ya de por sí es un monumento. 
Los habitantes de Oporto son conocidos como los tripeiros, ya que es costumbre la bifana o tapa de tripas. La comida es variada, desde carnes y tripas especiadas hasta el bacalao dorado o a la nata, pasando por la Lamprea o el pescadito fresco del puerto en la zona de Matosinhos, y como no la Francesinha, un sandwich de carnes, huevo y queso recubierto todo con el Molho de francesinha, una salsa típica de allí y un poco picante. 
Cenamos a orillas de la desembocadura del Duero, en una terraza con mucha animación y música de calle. 
Al día siguiente decidimos, dada la gran dificultad para entrar a Oporto y mayor aún para salir en bicicleta, coger un tren que nos saque de la ciudad y acercarnos hasta Coimbra. No tenemos ningún problema para embarcar las bicis en el tren y en menos de una hora ya estamos en Coimbra. 
Dejamos atrás Oporto, aunque su huella permanece...

Día de descanso en Coimbra.-














Coimbra es sinónimo de universidad. Fundada en 1537, es la institución de habla portuguesa más antigua del mundo. Pero es que además es una de las más bellas sin duda. Emplazada en lo alto de la ciudad, cada facultad es en sí misma un monumento y un regalo para los sentidos. Atrae a muchos estudiantes de todas partes del mundo y fue declarada en 2013 patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su vida cultural es enorme y vienen numerosos escritores, historiadores, filósofos y demás académicos de relevancia mundial. 
Visitamos la magnífica universidad y callejeamos por las calles estrechas de Coimbra, por sus patios, escaleras y arcos medievales, pasando por la catedral vieja, de origen románico y por la iglesia de Santa Cruz integrada en pleno casco histórico. Es un placer pasear por esas calles llenas de historia y de historias. Cenamos abundante en una de las terrazas próximas a la iglesia de Santa Cruz y nos vamos pronto a descansar. Mañana pondremos rumbo a Batalha y su magnífico monasterio. Apenas dos días y llegaremos a Lisboa. 

8ª Etapa.- Coimbra-Batalha.


80 km.- 900 mts de desnivel positivo.



Fortificación en Leiria










Ábside principal



Claustro










Capillas Imperfeitas



Salimos de Coimbra temprano envueltos en la bruma del río Mondego. Tomamos la IC3 bordeando la A31 prohibida para las bicis y muy peligrosa dado el tráfico que circula por ella. Subimos un puerto nada más salir en mitad de una humedad enorme. Sudamos y cabeceamos hasta coronar el alto y poner rumbo, no sin preguntar, hacia Lisboa por la IC2 pasando por Leiria. Avanzamos a buen paso, a pesar del continuo rompepiernas y del tráfico de camiones que pasan rozando. Por primera vez en todo el viaje sentimos el peligro del tráfico. 
La etapa es corta y bastante suave, aunque la mayor dificultad está en orientarnos y no meternos en autovía. Llegamos a Leiria sobre las 10:00 de la mañana. A la entrada la carretera se transforma en autovía y debemos tomar una secundaria que nos lleva al centro de la ciudad. Un ciclista portugués muy amable nos acompaña y nos indica que carretera coger. Gracias a él podemos seguir la marcha por la IC2. Nos detenemos a almorzar en la ciudad de Leiria junto al río Lis. Es también una ciudad muy bonita con su castillo del siglo XII coronandola en lo alto de las montañas.
Continuamos rumbo a Batalha, pero la maldita autovía se nos cruza continuamente teniendo que improvisar sobre la marcha y gracias a la gente que nos indica e incluso detiene su coche para orientarnos. No sin dificultad y tras varios ensayos de prueba-error, conseguimos conectar con la carretera que nos lleva en apenas 15 km a Batalha. 
Me quedo sin habla al contemplar la belleza sin límite del monasterio de Batalha. Me sorprende la majestuosidad y los detalles de sus portaladas y estructura. Recuerda a Notre Dame de París. En realidad su nombre es el convento de Santa María de Vitoria y fue mandado edificar por el rey Juan I de Portugal en compensación por el auxilio divino en la batalla de Aljubarrota, en 1385 donde se partieron la pana ayudados por los ingleses contra el ejército castellano de Juan I de castilla.
Es sin duda un símbolo de orgullo nacional, ya que pocos monumentos así se ven en todo el país y en toda Europa. Sorprenden la gran cantidad de capiteles, columnas, pináculos y contrafuertes que adornan la imponente estructura. Es de estilo gótico y la nave central es de dimensiones enormes. Su galería claustro es también una delicia y cómo no las capillas imperfeitas o inacabadas, llamadas así porque no se terminaron de construir dejando sin cúpulas a las capillas. Al parecer el monarca una vez ordenada su construcción, murió cuatro años después dejando inconclusa la obra. De todas formas son casi más espectaculares así. 
Encontramos alojamiento en casa de Euterio, un hotel de encanto con piscina, gimnasio, zona de juegos y un trato personal muy agradable y cercano. Descansamos, comemos, vemos el Tour y visitamos bien el monasterio y alrededores. 
El viaje en bicicleta está ya a punto de finalizar. Una sola etapa queda para llegar a Lisboa. Con los días vas cogiendo el gusto a esta forma de viajar, aunque por las mañanas cueste mucho arrancar. A pesar de haber sido un viaje mucho más suave a los que estoy acostumbrado, también el cuerpo quiere descansar unos días y visitar tranquilamente los lugares. Mañana Lisboa, una ciudad llena de lugares maravillosos. esperemos que entrar no sea difícil para las bicicletas.

9ª Etapa.- Batalha- Lisboa.


135 km.- 750 mts de desnivel positivo.

En la plaza del comercio



Librería Bertrand, la más antigua del mundo.

Funicular




Monumento en Belem.

Torre defensiva en Belem

Monasterio de los Jerónimos



Entrada al castillo de Lisboa

Catedral

Azotea-mirador






El reino del Fado





¡Por fin en Lisboa! 

Salimos temprano de Batalha pasando de nuevo por su magnífico monasterio y por sus calles empedradas. A esas horas todavía se realza más si cabe la belleza y el misterio. Avanzamos a buen ritmo las primeras horas con subidas y bajadas continuas pero llevaderas. Nos vamos adentrando en el parque natural das serras de aire e candeiros, toda una maravilla ecológica. Pasamos pronto por Río Mayor y enfilamos la N1 que supuestamente nos llevará hasta Lisboa. El dueño del hotel en Batalha nos indicó muy bien el camino a seguir y en Alenquer cogemos la N10 dirección Carregado. Antes hemos tenido que sortear continuos sube-baja bastante pastosos donde las chicas extranjeras muestran sus vergüenzas a camioneros y viajeros que quieran detener su paso. 
Poco a poco vamos llegando a las estribaciones de la capital lusa, aunque como era de esperar todas las indicaciones son muy buenas pero para vehículos a motor, ya que de forma repetitiva nos derivan hacia la autovía donde no podemos circular. Preguntando y equivocándonos vamos entrando en Lisboa no sin cierta dificutad. El objetivo es alcanzar la zona portuaria y una vez allí continuar recto hasta la plaza del comercio desde donde ya me se mover. Dicho y hecho, al cabo de un buen rato entrando en la ciudad conseguimos alcanzar un carril bici que bordea el larguísimo puerto sobre el río Tajo y una vez allí ya nos sentimos aliviados.
Llegamos sobre el mediodía a la plaza del comercio, espléndida y llena de luz y de gentío. Nos emocionamos y disfrutamos del momento. En 9 etapas hemos ido de Ejea a Lisboa disfrutando de un camino lleno de vivencias, cultura, naturaleza, paisajes espectaculares, gentes, tradiciones, acontecimientos y encuentros imborrables. Nos sentimos bien, muy bien.

El plan es pasar dos noches en Lisboa, enviar las bicicletas a Ejea vía MRW y pillar un bus hasta Mérida para pasar unos días con nuestro querido amigo Paco.
Pero antes hay que disfrutar de Lisboa que hierve y rebosa vida, música y alegría por los cuatro costados.
Hay tantas cosas que ver y que hacer en Lisboa que lo mejor es empezar a caminar por sus calles y perderse entre la multitud y las empinadas cuestas para encontrarse en lugares tranquilos y muy chulos. La catedral, el castillo, los boulevares, la plaza del comercio, belem y su espectacular fortificación y el monasterio de los Jerónimos, los miradores de 360º desde donde se divisa cada rincón de la ciudad, las azoteas con bares modernos y restaurantes chics, las casitas encaladas en los extramuros del castillo, la magia de los antiguos tranvías y funiculares, la música de todo tipo y nacionalidad de las zonas turísticas y los fados en la rua de las rosas conviviendo con los lisboetas, un buen bacalao dorado, la librería Bertrand, la más antigua del mundo, el ambiente a veces rancio combinado con la modernidad y cierto glamour de una ciudad abierta al viajero y con aire cosmopolita...todo ello y mucho más esconde la fantástica ciudad de Lisboa que en verano adquiere un tono más alegre y acogedor que en otras épocas donde domina el fado y el ambiente un tanto más gris y melancólico. 
Apuramos bien el vaso de Lisboa y enviamos las bicis a Ejea desde una cutre oficina de mrw que nos lleva toda la mañana encontrar. Ya sin bicis parece como si andáramos más ligeros y sin lastre alguno, aunque echamos de menos esa forma de vivir de los últimos días y es como si nos faltase algo.

Tras dos días fantásticos en Lisboa viajamos en bus a Mérida donde nuestro querido "hermano" extremeño Paco, nos aguarda para pasar tres días fantásticos.



Mérida rebosa cultura a cada paso. Teatros, museos, restos arqueológicos, obras en la calle, actores famosos, críticos, periodistas, conciertos, etc conforman un crisol cultural como en ninguna otra ciudad he visto. La cantidad de obras teatrales en el gran teatro romano y en distintos enclaves de la ciudad sorprende sobremanera al viajero que pasa. Es un placer inmenso respirar tanta cultura, aunque los emeritenses están acostumbrados a esa oferta cultural y lo viven de una forma natural. En otros lugares de España ver pasar a Ana Belén o Aitana Sanchez Gijón o Gonzalo de Castro sería una revolución, pero aquí no hay acoso y derribo al actor. Es más, dado el nivel cultural al que están acostumbrados se muestran muy críticos a la hora de valorar las obras que vienen. Digamos que para un actor es una plaza muy exigente y donde se encuentran cara a cara con la esencia de la actuación; un escenario y un público exigente y también que sabe valorar como pocos el trabajo bien hecho.

Pasamos unos días estupendos con Paco y con su amigo (también nuestro) Jacinto que nos hace un recorrido por los alrededores de Mérida y nos lleva a comer a casa Miguel de donde salimos alegres y con el estómago bien cebado. 
Visitamos el parque natural de Cornalvo con especies como el buitre negro y la cigüeña negra, así como nutrias, aves zancudas como espátulas, garzas y garcetas, anátidas y multitud de rapaces. Pasamos una mañana de domingo muy agradable observando pájaros y acabando en el fantástico balneario de Alange que conocemos a fondo gracias a una visita guiada. Un buen lugar para descansar y apartarse de las rutinas, las prisas y el agobio de las ciudades, sin duda. 

Balneario de Alange

Observando Buitres Negros y otras especies en Cornalvo

Paco es una de esas personas especiales con la que conectas desde el primer segundo. Tiene un aura que te hace quererlo al instante. Es un tipo fuerte, mucho más de lo que él se cree y ha conseguido cosas extraordinarias. Nuestras vidas se cruzaron en los años de universidad hace ya unos cuantos lustros y desde entonces, aún en la distancia no hemos perdido el vínculo de la amistad sincera y profunda. Al vernos es como si retomaramos la conversación desde la última frase que compartimos años atrás. Tocar la guitarra con él tal y como hacíamos en Zaragoza casi veinte años atrás, es algo que no se puede explicar. Para mi ha sido un viaje al pasado más íntimo y a su vez, un puerto en el presente comprobando que todo sigue vivo, incluso algunos de nuestros sueños de juventud. Paco es una lección de superación continua y un ejemplo para derribar muros y emprender caminos. Sólo espero, querido amigo, que des ese pequeño paso y te subas a ese escenario para convencerte de que tú puedes con todo. Conecta con lo que eres y con lo que te apasiona y todo fluirá.  

Muchas gracias Paco por tu amistad y tu inmensa generosidad que compartes con todo el mundo. Gracias Jacinto, conocerte en persona ha sido extraordinario, eres un torrente de cultura y de pensamiento positivo; transmites pasión, convicción y tolerancia. Te esperamos en nuestra tierra cincovillesa que seguro sabrás apreciar ¡Un abrazo!

Terminamos nuestra estancia en Mérida con nuestros amigos y con ella nuestro viaje que comenzó en bicicleta hace 12 días en Ejea. Parece que hubieran pasado meses porque cuando uno viaja así es como si cada día fueran 4. 
Me guardo imágenes, sensaciones a flor de piel, lugares fantásticos, encuentros y reencuentros, abrazos, ilusiones, esfuerzo compartido y un sinfín de experiencias vitales que nos hacen más grandes no por las hazañas, sino tan solo por el hecho de sentirnos en el camino que hemos elegido.

Gracias a toda mi gente que me apoya y me comprende en cada viaje que emprendo. Os quiero. 

Gracias Beri por la compañía y por ese esfuerzo generoso que has hecho para cubrir el recorrido. Un placer como siempre.

Continuará...

1 comentario:

  1. Como siempre alucinante, gracias por acercarnos a estos lugares tan bonitos

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