Llegué el 2 de julio a Chengdu donde ya me esperaba mi amigo Santiago. Nos hospedamos en el barrio tibetano en un hotel confortable. Con Santi de compañero imprescindible pude comprar una bici aceptable para iniciar a los tres días el ascenso a las montañas. Antes visité la ciudad y sus puntos de interés, como el recinto amurallado de Jinli y el templo de Wushou, además del centro con multitud de shopping centers de cadenas internacionales. Visitamos también el gran buda de Leshan a una hora de Chengdu. Una auténtica maravilla esculpida en roca.
El día 5 pusimos rumbo a las montañas, concretamente a Dampa o reino de los 1000 castillos. Una región emplazada entre montañas de casi 5000 mts. Allí pude poner a prueba a mi nueva burra y la verdad es que respondió muy bien. Una vez en Dampa nos alojamos en una casa de una familia tibetana de etnia Qianj, pobladores originales de esta región del Tibet. La mujer que nos acogió era mayor pero llena de vitalidad y genio. Estaba todo el rato metiéndome comida en la boca. El mal de altura apareció en forma de dolor de cabeza y malestar. Estuve un par de días en Dampa visitando monasterios, templos y las famosas torres de vigilancia o castillos de las aldeas colgadas en las montañas. Al parecer la función de estas construcciones era la de vigilar las incursiones de sus vecinos de las zonas altas, los temibles y sanguinarios Khampas. Durante mucho tiempo estuvieron enfrentados los Qianj de los valles con los Khampas de las montañas.
A los dos días emprendo el durísimo ascenso a las montañas de los Khampas. Una jornada con dos pasos de montaña por encima de 4000 mts. La fatiga, los desniveles, el peso de las alforjas y el mal de altura hicieron que llegara a Tagong completamente roto pero con una sonrisa de oreja a oreja. Por fin estaba en el Tibet Oriental, donde perviven los últimos nómadas Khampas. Me hospedé en un alojamiento de Sally, una amiga de Santiago. En Tagong aproveche para aclimatarme bien a la altitud y realizar una dura caminata para conocer a los nómadas que pasan la primavera y el verano a casi 5000 mts de altura. Pude convivir con ellos y ser testigo de excepción de sus costumbres de pastoreo con los yaks y de su enorme y desinteresada hospitalidad con el viajero que pasa. Me ofrecieron lugar para dormir y comida a base de tsampa, una mezcla de mantequilla y leche de yak con harina. La experiencia fue inolvidable. Gente fuerte, dura, noble y resistente como pocas en un lugar del mundo donde vivir es un acto milagroso. No obstante con el paso del tiempo posiblemente estas comunidades dispersas de nómadas acabarán extinguiéndose debido a las presiones que reciben, viéndose desplazados cada vez mas a zonas valladas en pleno monte. Por fortuna el lugar que visité es un santuario que se mantiene igual que hace cientos de años.
Estuve en Tagong tres días más haciendo rutas en bici por los monasterios y aldeas de alrededor y esperando el fantástico festival de caballos y trajes típicos que cada 12 de julio se celebra en Tagong. Mereció la pena sin duda ya que el espectáculo fue increíble. Carreras de caballos, piruetas, gentes venidas de los valles y de las aldeas de montañas próximas se fundían en un acto colectivo de alegría y manifestación de fuerza y color. Me invitaron a comer en una de las carpas que cada familia emplaza en el monte. Como digo un día redondo.
Bajo la atenta mirada de la montaña sagrada Yala que se eleva a mas de 6000 mts, Tagong conserva todavía la esencia tibetana, las miradas Khampas que tanto amargaron al ejército Chino, los templos y monasterios, las banderas de oración, los nómadas libres de las partes remotas de las altas montañas, en definitiva, la identidad de un pueblo que aguanta como puede los envites de la modernidad.
Con la emoción a flor de piel me dirijo hacia Xindoujao tras un día afectado por un virus estomacal. Con las fuerzas muy justas y un tiempo de perros llego a Xindoujao justo de fuerzas. Allí me alojo en una pensión que es mejor ni describir. Las ratas que ya correteaban por el techo de mi habitación de Tagong, aquí adquieren la categoría de súper ratas ya que parece que de un momento a otro van a taladrar el fino techo de madera y van a invadir mis aposentos. Además hay cortes de luz, tormentas y una lluvia incesante durante mas de 24 horas. Llevo muy mal no poder comunicarme con España ni por internet ni por llamadas telefónicas. El asunto es que la zona desde Tagong a Litang, Pamei y Xindoujiao al ser zona protibetana y conflictiva para las autoridades ven cerradas sus comunicaciones con el extranjero en estas fechas, en las que se cumple aniversario del nacimiento del Dalai Lama. Cosas que pasan. Sin comentarios.
Tras una noche movidita por las juergas de mis amigas las ratas, emprendo el duro camino a Kanding. Para ello debí atravesar uno de los puertos mas duros de todo Tibet. Realmente es el paso que separa el resto de china con el techo del planeta. Un puerto demoledor de mas de 40 km hace que sufra sobre la burra como pocas veces. 4 horas después de iniciar el ascenso corono el paso a 4300 mts rodeado de niebla, con todo el desarrollo metido y con una presión en el pecho y los pulmones que dificulta mi respiración. Arriba un ejército de turistas chinos se quieren hacer fotos con un servidor aunque mis fuerzas y mi hipotermia me dejan pocas opciones. El descenso es vertiginoso hasta Kanding con camiones y vehículos de toda condición jugándose el tipo en cada curva y desfiladero con adelantamientos que quitan el habla. Pude hacer varios vídeos del descenso que no tienen desperdicio. Para más INRI hordas de ciclistas chinos se dejan la vida intentando conquistar el coloso. La mayoría suben con la bici a cuestas reventados. Se pueden tirar un día entero para subir lis 34 km de infarto desde Kanding. Ahora se ha puesto de moda salir desde Chengdu a pié o bicicleta y llegar a Lhasa capital de Tibet. Muchos portan la bandera china emplazada en la bici o en las alforjas. Coincido con ellos un tramo y todos se quieren hacer fotos conmigo. Soy como un extraterrestre.
Llego a Kanding bastante tocado pero me anima poder comunicarme con Ibana y mi familia y amigos. Me ponen las pilas que la carretera me quita.
Al día siguiente emprendo camino a Luding para después coger una carreterilla secundaria con el fin de atravesar los cerrados valles de la etnia Yi, conectando con la carretera que me llevará al lago Lugu donde viven los Mosuo.
El recorrido por los profundos valles regados por el gigante Dadu que baja cargado a mas no poder tras las fuertes lluvias, es demencial. Carretera que se transforma en camino de barro, este en senda y esta en cascada de montaña que debes atravesar calándote. De locos. Además camiones, buses, motos, coches y un servidor atascados en ambos sentidos en una cola kilométrica bajo la lluvia. Paso momentos de mucha incertidumbre y hasta temor. La gente por esa zona es mas cerrada y no me dan buena espina, sobre todo los hombres que miran con muy mala intención. Uno ya está acostumbrado al lenguaje gestual y evita conflictos. Gracias a mis ángeles de la guarda encuentro una casa de una mujer amable que me dispensa una habitación digna, cuando mas negro estaba todo. A pesar de las moscas y demás insectos en la cena debo decir que pocas veces me he alegrado mas de encontrar un alojamiento.
Hoy por fin he visto el sol en el gigantesco conjunto de valles que me han acompañado durante mas de 200km. He llegado por fin a Shimian. Desde aquí emprenderé camino a lago Lugu. Me puede llevar al menos 6 u 8 días. Las montañas son durísimas y avanzo poco a poco, aunque las fuerzas van muy buen de momento.
Decir que son tantas las vivencias que parece que pasó un año desde que me fui de España. Las detallare mas adelante y con calma.
Bueno para terminar agradecer todos los apoyos de la gente.
A mi familia por estar allí siempre, por sentirme querido y apoyado en todos mis sueños y pasiones. Gracias a mis padres y a mis hermanos. Llevo a mi madre en el pensamiento a cada paso. Me trae la serenidad, la confianza y la fuerza para seguir creyendo en los valores que desprenden estas experiencias. Ella me enseñó a mirar a las personas por lo que son aceptando condición, raza, religión y costumbres por muy extrañas que nos puedan parecer. Gracias mama por abrirme el mundo ante mis ojos y darme la oportunidad de visitarlo con una sonrisa abierta y sincera.
Gracias a mis amigos por estar allí. Se OS echa de menos.
A ti Ibana, refugio de mis pasiones, gracias por tanto. Por ser así, por estar, por acompañarme y por compartir caminos. Te quiero.
Bueno hasta pronto. Desde un lugar en el techo del mundo.
Isaac.
El día 5 pusimos rumbo a las montañas, concretamente a Dampa o reino de los 1000 castillos. Una región emplazada entre montañas de casi 5000 mts. Allí pude poner a prueba a mi nueva burra y la verdad es que respondió muy bien. Una vez en Dampa nos alojamos en una casa de una familia tibetana de etnia Qianj, pobladores originales de esta región del Tibet. La mujer que nos acogió era mayor pero llena de vitalidad y genio. Estaba todo el rato metiéndome comida en la boca. El mal de altura apareció en forma de dolor de cabeza y malestar. Estuve un par de días en Dampa visitando monasterios, templos y las famosas torres de vigilancia o castillos de las aldeas colgadas en las montañas. Al parecer la función de estas construcciones era la de vigilar las incursiones de sus vecinos de las zonas altas, los temibles y sanguinarios Khampas. Durante mucho tiempo estuvieron enfrentados los Qianj de los valles con los Khampas de las montañas.
A los dos días emprendo el durísimo ascenso a las montañas de los Khampas. Una jornada con dos pasos de montaña por encima de 4000 mts. La fatiga, los desniveles, el peso de las alforjas y el mal de altura hicieron que llegara a Tagong completamente roto pero con una sonrisa de oreja a oreja. Por fin estaba en el Tibet Oriental, donde perviven los últimos nómadas Khampas. Me hospedé en un alojamiento de Sally, una amiga de Santiago. En Tagong aproveche para aclimatarme bien a la altitud y realizar una dura caminata para conocer a los nómadas que pasan la primavera y el verano a casi 5000 mts de altura. Pude convivir con ellos y ser testigo de excepción de sus costumbres de pastoreo con los yaks y de su enorme y desinteresada hospitalidad con el viajero que pasa. Me ofrecieron lugar para dormir y comida a base de tsampa, una mezcla de mantequilla y leche de yak con harina. La experiencia fue inolvidable. Gente fuerte, dura, noble y resistente como pocas en un lugar del mundo donde vivir es un acto milagroso. No obstante con el paso del tiempo posiblemente estas comunidades dispersas de nómadas acabarán extinguiéndose debido a las presiones que reciben, viéndose desplazados cada vez mas a zonas valladas en pleno monte. Por fortuna el lugar que visité es un santuario que se mantiene igual que hace cientos de años.
Estuve en Tagong tres días más haciendo rutas en bici por los monasterios y aldeas de alrededor y esperando el fantástico festival de caballos y trajes típicos que cada 12 de julio se celebra en Tagong. Mereció la pena sin duda ya que el espectáculo fue increíble. Carreras de caballos, piruetas, gentes venidas de los valles y de las aldeas de montañas próximas se fundían en un acto colectivo de alegría y manifestación de fuerza y color. Me invitaron a comer en una de las carpas que cada familia emplaza en el monte. Como digo un día redondo.
Bajo la atenta mirada de la montaña sagrada Yala que se eleva a mas de 6000 mts, Tagong conserva todavía la esencia tibetana, las miradas Khampas que tanto amargaron al ejército Chino, los templos y monasterios, las banderas de oración, los nómadas libres de las partes remotas de las altas montañas, en definitiva, la identidad de un pueblo que aguanta como puede los envites de la modernidad.
Con la emoción a flor de piel me dirijo hacia Xindoujao tras un día afectado por un virus estomacal. Con las fuerzas muy justas y un tiempo de perros llego a Xindoujao justo de fuerzas. Allí me alojo en una pensión que es mejor ni describir. Las ratas que ya correteaban por el techo de mi habitación de Tagong, aquí adquieren la categoría de súper ratas ya que parece que de un momento a otro van a taladrar el fino techo de madera y van a invadir mis aposentos. Además hay cortes de luz, tormentas y una lluvia incesante durante mas de 24 horas. Llevo muy mal no poder comunicarme con España ni por internet ni por llamadas telefónicas. El asunto es que la zona desde Tagong a Litang, Pamei y Xindoujiao al ser zona protibetana y conflictiva para las autoridades ven cerradas sus comunicaciones con el extranjero en estas fechas, en las que se cumple aniversario del nacimiento del Dalai Lama. Cosas que pasan. Sin comentarios.
Tras una noche movidita por las juergas de mis amigas las ratas, emprendo el duro camino a Kanding. Para ello debí atravesar uno de los puertos mas duros de todo Tibet. Realmente es el paso que separa el resto de china con el techo del planeta. Un puerto demoledor de mas de 40 km hace que sufra sobre la burra como pocas veces. 4 horas después de iniciar el ascenso corono el paso a 4300 mts rodeado de niebla, con todo el desarrollo metido y con una presión en el pecho y los pulmones que dificulta mi respiración. Arriba un ejército de turistas chinos se quieren hacer fotos con un servidor aunque mis fuerzas y mi hipotermia me dejan pocas opciones. El descenso es vertiginoso hasta Kanding con camiones y vehículos de toda condición jugándose el tipo en cada curva y desfiladero con adelantamientos que quitan el habla. Pude hacer varios vídeos del descenso que no tienen desperdicio. Para más INRI hordas de ciclistas chinos se dejan la vida intentando conquistar el coloso. La mayoría suben con la bici a cuestas reventados. Se pueden tirar un día entero para subir lis 34 km de infarto desde Kanding. Ahora se ha puesto de moda salir desde Chengdu a pié o bicicleta y llegar a Lhasa capital de Tibet. Muchos portan la bandera china emplazada en la bici o en las alforjas. Coincido con ellos un tramo y todos se quieren hacer fotos conmigo. Soy como un extraterrestre.
Llego a Kanding bastante tocado pero me anima poder comunicarme con Ibana y mi familia y amigos. Me ponen las pilas que la carretera me quita.
Al día siguiente emprendo camino a Luding para después coger una carreterilla secundaria con el fin de atravesar los cerrados valles de la etnia Yi, conectando con la carretera que me llevará al lago Lugu donde viven los Mosuo.
El recorrido por los profundos valles regados por el gigante Dadu que baja cargado a mas no poder tras las fuertes lluvias, es demencial. Carretera que se transforma en camino de barro, este en senda y esta en cascada de montaña que debes atravesar calándote. De locos. Además camiones, buses, motos, coches y un servidor atascados en ambos sentidos en una cola kilométrica bajo la lluvia. Paso momentos de mucha incertidumbre y hasta temor. La gente por esa zona es mas cerrada y no me dan buena espina, sobre todo los hombres que miran con muy mala intención. Uno ya está acostumbrado al lenguaje gestual y evita conflictos. Gracias a mis ángeles de la guarda encuentro una casa de una mujer amable que me dispensa una habitación digna, cuando mas negro estaba todo. A pesar de las moscas y demás insectos en la cena debo decir que pocas veces me he alegrado mas de encontrar un alojamiento.
Hoy por fin he visto el sol en el gigantesco conjunto de valles que me han acompañado durante mas de 200km. He llegado por fin a Shimian. Desde aquí emprenderé camino a lago Lugu. Me puede llevar al menos 6 u 8 días. Las montañas son durísimas y avanzo poco a poco, aunque las fuerzas van muy buen de momento.
Decir que son tantas las vivencias que parece que pasó un año desde que me fui de España. Las detallare mas adelante y con calma.
Bueno para terminar agradecer todos los apoyos de la gente.
A mi familia por estar allí siempre, por sentirme querido y apoyado en todos mis sueños y pasiones. Gracias a mis padres y a mis hermanos. Llevo a mi madre en el pensamiento a cada paso. Me trae la serenidad, la confianza y la fuerza para seguir creyendo en los valores que desprenden estas experiencias. Ella me enseñó a mirar a las personas por lo que son aceptando condición, raza, religión y costumbres por muy extrañas que nos puedan parecer. Gracias mama por abrirme el mundo ante mis ojos y darme la oportunidad de visitarlo con una sonrisa abierta y sincera.
Gracias a mis amigos por estar allí. Se OS echa de menos.
A ti Ibana, refugio de mis pasiones, gracias por tanto. Por ser así, por estar, por acompañarme y por compartir caminos. Te quiero.
Bueno hasta pronto. Desde un lugar en el techo del mundo.
Isaac.
Hola Isaac
ResponderEliminarQue alegría tener noticias tuyas y ver que aunque el viaje está siendo bastante duro te encuentras bien.
Es una pena que casi no puedas escribir en el blog, ya nos contarás más detalles cuando nos juntemos.
Te mandamos un fuerte abrazo y muchos ánimos, cuídate mucho.
Santi y Belén
Hola cuñaaaaau, un buen relato abreviado de tus primeras vivencias.Nos tienes que contar mucho mas, cuando puedas.Me alegro mucho de que cumplas tu sueño y disfrutes con ello. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarNacho.
Hola Isaac
ResponderEliminarPor fin encuentro un rato un poco tranquilo para leerte y solo deseo mandarte toda la fuerza de ánimo posible porque eres increíble. Que Dios te guíe y te cuide por esas tierras tan lejanas. Imagino que, con sufrimiento, pero estas disfrutando por lo que leo.
Se fuerte, en la vida todo no es ni blanco ni negro y tú eres de los mejores
Muchos ánimos. Andrés me cuenta alguna cosa más porque está más en contacto contigo.
Tienes toda mi fuerza y aprecio
Disfruta
Tato ten animo te queremos todos te echamos de menos mama te acompaña
ResponderEliminarMarta
Hola Isaac... me encanta todo lo que dices, pues nos ttasmiten tus vivencias y sentimientos y como siempre.con tu facilidad de comunicar tan cercsna, abierta y positiva. Tu mami es tu fiel compañera. Besicos. Rosa Mari
ResponderEliminarHola Isaac come te va he recibido tu mensaje por la Chat me alegro que vaya todo digamos bien lo importante que te encuentres bien y sigas tu deseo ,eres muy fuerte y soy muy orgullosa de tener un sobrino tan altruista y can gra hambre de saber y conozer ,quanto mas conoce uno mas entiende alla gente y las cosas las ves de una manera mas blanda porque piensas en todo lo que has visto y dices hemos sido fortunados en nacer aqui ,aunque a decir la verdad ellos son mucho mas felices que nosotros que tenemos casi todo , te mando un abrazo muy fuerte y te pienso ,tu tia Conchita
ResponderEliminarCiao!! como va por ahi , dentro de poco ya habras cumplido con tu deseo ,pues los dias pasan para nosotros un poco mas deprisa que para ti ,no te doy ningun consejo pues m hermana en todos tus viajes te habra dao bastantes como buena madre y persona sensible y los llevaras dentro de ti , solo te digo que escuches esos consejos y tengas cuidado .Un abrazo de tu tia Conchita
ResponderEliminarLlevo varios días siguiendo el Tour de Francia. Acaban de pasar los Alpes, y todos se deshacen en elogios hacia los super-hombres que pedalean y suben esas montañas con puertos a casi 2.000 metros de altitud!!, en sus burras de cientos de gramos de peso, solamente con su esfuerzo..., bueno, con la pequeña ayuda de un equipo de médicos, fisioterapeutas, mecánicos..., que les controlan en todo momento (pulsaciones, fuerza, estado de ánimo...), con alimentos energéticos de todo tipo, información precisa del recorrido... Y al término de cada jornada tienen que pernoctar lejos de su hogar, en esos hoteles impersonales de cinco estrellas, donde todo es previsible y perfecto.
ResponderEliminarEn fin, Isaac, tú sigue disfrutando de tus vacaciones.
Un abrazo de tu Hermano extremeño.
Ostras si, hay ciclistas de diferentes razas los que van a pelo y los peludos jeje...animo tato tu eres nuestro héroe eres grande cada viaje nos sorprendes
ResponderEliminarTe queremos
Marta
Vamos campeón, si conquistas semejantes montañas con la burra, no va a haber ruta que pueda contigo ya en todo el mundo. Cotas de 5.000 metros, qué pasada....
ResponderEliminarMi familia, los compañeros de trabajo, amigos y María estamos pendientes de esta gran aventura tuya.
¡¡¡Tú puedes!!! ¡¡¡Ánimo!!!
Bene.