Tierra indómita. Patria de lobos y de Renos; paraiso del viento y del agua. Cuna de Sami, esencia de la superación. Tragedia diaria, soledad, lucha, supervivencia. Donde los elementos se alían contra la dignidad de vivír. Aquí, en el fin del mundo tan sólo importa tu segundo vital, resistir, supervivir, aguantar a la ventisca polar y poder contarlo. El límite de lo humano está aquí, el umbral de las fuerzas, el corazón de la tierra salvaje. El Gran Norte.
Nunca antes había sobrepasado mis límites tantas veces. Las fuerzas de uno eran hilos que la ventisca movía a su antojo. Ella ha jugado conmigo y al final, me ha dejado seguir mi camino. Cuando entré de lleno en el Gran Norte, me di cuenta enseguida de que todo lo demás era otra cosa, otros límites, otra forma de vida. Aqui en un minuto todo cambia drásticamente, sin previo aviso. Estás a merced de los elementos mas duros y tu forma de ver las cosas cambia cuando visitas este lugar.
Estoy muy cerca de Nordkapp. Apenas 40 Kms me separan del final de la carretera de Europa. Pero las distancias las marcan los elementos. La ventisca golpea ahi afuera. La siento desde el confort que me brinda el Rica Hotel de Honningsvag. Se oye el susurro del viento gélido como recorre la bahia y las calles de este pueblo pesquero del Norte. Estamos en verano, pero por momentos la crudeza del ambiente llega a cotas insospechadas para los inviernos del sur de europa. Me he sentido un titere, un muñeco entre las garras de quien quiere jugar un rato y luego se aburre y te deja escapar. Como los gatitos jugando con un pajarillo.
La etapa de hoy comenzó muy bien, con muchos animos y con un tiempo nublado, pero agradable. La costa del Mar de Barents me ofrecia estampas preciosas, con lugares reconditos sin nadie a kilometros a la redonda. Vi Ostreros, Cisnes cantores, multitud de pajaros diversos, Focas, Renos en la costa... zonas de playas desiertas. El tiempo cambió en cuestión de minutos y faltando unos 60Kms para Honningsvag, comenzó a ponerse negro el panorama. El viento de la costa apareció con rachas descomunales. Varios macro tuneles que pasaban bajo el mar, me esperaban en la parte final de la etapa. Sobre todo uno de ellos, de 7 kms de largo, el Nordkapptunnelen. Un tunel descomunal como todo aqui. Nada mas entrar, una bajada de 3 kms al 9 %, hasta pasar bajo el mar. Despues otros 4 kms al 9% de subida para volver a sobrepasar el mar y llegar a la costa. Brutal. Un frio enorme con hielo en las paredes y una sensación de ingravidez y desorientación bestiales. Cualquier vehiculo que se metia en el tunel parecia un reactor, con un sonido que te dejaba sordo. Al salír mas ventisca y mas tuneles de 3-4 kms. No sabia lo que era peor los tuneles o el temporal de afuera. Con tozudez extrema logré alcanzar poco a poco la bahia de Honningsvag. Multitud de casitas de colores y secaderos enormes de bacalao. Varios trasatlánticos amarrados en el puerto. Una flota de barquitos pesqueros daba color a la bahia. Tambien paravalanchas en las laderas, para proteger a la población en los meses del deshielo. Montañas de prados verdes y muy verticales rodean el último pueblo del Norte de Europa.
Canción del día: "Mi enfermedad" de Los Rodriguez.
"No existen los lugares de paso, si no los hombres y mujeres que pasan"
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